Lo que se sabe de Plauto es poco e incierto.
La fecha de nacimiento, por ejemplo, es para unos el 259-8 a. C y para otros en el 251 a.
C. Su oficio, su patria, su vida y aún
su muerte son cosas todas que nos han llegado envueltas entre la leyenda y la especulación.
Lo normal, en realidad, entre los autores clásicos.
Durante siglos se le conoció con
diversos nombres: Plautus, Macci Titi, Maccus y M. Accius Plautus. Solo a
partir del XIX con el descubrimiento del palimpsesto Ambrosiano se sabe que el
nombre en realidad es T. Macci Plautus. Aunque hay expertos que dudan incluso
de esto ya que la tria nomina romana,
es decir, el derecho a ser nominado con los tres nombres, era algo solo
permitido a la alta aristocracia. Tanto es así que incluso hay quien ha llegado
a pensar que Tito y Macio pudieran ser dos personas distintas.
Dice Apiano -95- 165. d. C.- en
su Historia Romana “los romanos antiguamente, como otros pueblos, tenían un
solo nombre cada uno, pero después tuvieron dos y no hacen mucho tiempo que se
empezó a añadir algunos un tercero como reconocimiento de algún suceso personal
o, a manera de distinción, por su valor, igual que también algunos griegos
poseen un apelativo además de su nombre habitual”.
Teniendo en cuenta que Titus es
un término que entre los romanos se usaba para designar al pene, que Maccus era
un apodo sacado de un personaje literario y que Plauti, era el nombre que se
daba en Umbria a quienes tenían los pies planos, es fácil suponer que lo que ha
llegado a nosotros sea también un eco de su verdadero nombre, un pseudónimo, y
que como todo lo demás que rodea a Plauto es vago, incierto y legendario.
Cicerón dice que Plauto murió
bajo el consulado de P. Claudio y L. Porcio, es decir, en el año 184 a. de J.C. Según Aulo Gelio, el poeta
había compuesto él mismo su propio epitafio:
Postquam est mortem aptus Plautus, Comoedia luget,
Scaena est deserta, dein risus, ludus, iIocusque
et numeri innumeri simul omnes conlacrimarunt.
Desde que la muerte se llevó a Plauto,
la comedia está de luto,
la escena quedó desierta,
desde entonces las bromas,
los chistes y los innumerables ritmos
no han dejado de llorar.