Características del teatro
de Plauto, frente a sus modelos griegos:
La comedia griega era
esencialmente dialogada, sólo incluía música y danza en los intermedios.
Plauto, sin embargo, introduce un porcentaje muy elevado de partes cantadas a
lo largo de la acción, creando así una verdadera ópera cómica, llegando a
ocupar dos tercios de la obra.
Cuando un actor no estaba preparado para cantar otro le
doblaba mientras el primero sólo gesticulaba.
Romanización en lo referente
a dioses, lugares, costumbres, etc.
Contaminatio: mezcla
elementos de varias comedias para crear una nueva.
El fuerte de su comicidad
radica en producir efectos cómicos, no caracteres teatrales.
Dice Edualdo Solá Farrés en
el Prólogo a las Comedias de Plauto, Bruguera, 1984: El estilo de Plauto es el
mismo en todas sus comedias, es un estilo originalísimo en el lenguaje. No ha
usado ninguna palabra que no fuera conocida por el pueblo, ninguna palabra que
distara de la lengua hablada en las calles o en las plazas. No se ha servido,
en absoluto de grecismos sintácticos o estilísticos. Su estilo se halla diametralmente opuesto al
de sus modelos. En él muestra su gracia inimitable, la vivacidad y el nervio de
sus efectos cómicos alegres y espontáneos. Posee el temperamento dramático en
grado raro, ve a sus personajes en movimiento y se mueve con ellos, obligando
al público a que le siga, de invención en invención. A veces, sus bufonadas pueden no gustar a
algún lector, pero hemos de pensar que Plauto no ha tenido en cuenta más que la
diversión de sus espectadores. Y esta diversión era recia, sensual y tosca y
tendía a las bufonadas ricas en color más bien que a sutilezas en la
intriga.
Teniendo en cuenta estas
características plautinas, será más fácil comprender nuestra versión de Los
Gemelos, una comedia donde prima el humor sobre la intriga, el lenguaje
modernizado pero común y sencillo, donde la música se convierte en otro
personaje de importancia y, en fin, donde los caracteres interesan menos que
las situaciones cómicas, puesto que la intención última de esta comedia, tal y
como la concibió
Plauto, no es sino arrancar unas risas del público.